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¿Sabes qué es la disciplina positiva? En este artículo voy a explicarte de qué se trata este método y voy a compartirte 5 formas en las que puedes aplicarla en tu aula para orientar el comportamiento de los estudiantes.

Mantener el orden y la disciplina dentro de un aula de clases es, si se quiere, uno de los mayores retos de la docencia. El caos, el descontrol y la indisciplina son causantes de un gran malestar en los docentes, así como en los estudiantes. Hasta el alumno más rebelde, en el fondo, demanda límites por parte de las figuras de autoridad que lo rodean.

Hay muchos métodos para obtener un aula disciplinada, pero sabemos que ya algunos no funcionan. Generar miedo a través de formas amenazantes de interacción, donde el docente se convierte en una especie de dictador, ya no surte el mismo efecto en las generaciones más jóvenes. Afortunadamente, se ha comprendido que la educación debería estar lejos del autoritarismo y la violencia solapada, como formas de controlar el comportamiento.

¿Qué es la disciplina positiva?

En ese sentido, la disciplina positiva se presenta actualmente como una solución viable frente a la aparición de conflictos dentro del aula. Es un método fundamentado en el respeto, que promueve relaciones igualitarias, aunque bajo un liderazgo firme.

En vez de un castigador, el docente se convierte en un orientador. Este aprende a gestionar sus emociones, al tiempo que guía a los niños y jóvenes hacia el logro de su propia regulación emocional y conductual. Esto sin la necesidad de infligir miedo, amenazas ni manipulación.

De ese modo, el docente invierte su tiempo en enseñar a los propios alumnos a resolver sus conflictos. Esto no solo les ahorra tiempo a todos, sino energía. Con la disciplina positiva los niños y/o jóvenes aprenden herramientas, habilidades y competencias que los preparan para afrontar de una manera sana los problemas de la vida diaria.

Veamos, a continuación, de qué manera se puede llevar la disciplina positiva al aula en forma de actividades sencillas y significativas para todos los actores del proceso educativo.

1. Establece las normas en colectivo

Al principio del año escolar, se suele informar el conjunto de normas (previamente establecido) que regirán el salón de clases los siguientes meses. En lugar de esto, la disciplina positiva propone que las normas se decidan junto a los estudiantes. Por supuesto, el docente lleva su propuesta, pero debe estar dispuesto a modificarla según las opiniones de los alumnos, siempre y cuando estas sean razonables.

«El lenguaje negativo suele promover reacciones negativas.»

La disciplina positiva no significa ausencia de límites, todo lo contrario, se propone establecerlos en un marco de respeto y armonía. Es importante destacar que las normas deben ser redactadas en positivo, de forma clara y simple. Jamás se deben formular en negativo, pues esto puede causar el efecto contrario, es decir, resistencia al cumplimiento de normas. El lenguaje negativo suele promover reacciones negativas.

2. Escoge un rincón de tranquilidad

En un aula donde se promueva la disciplina positiva es preciso que haya un rincón o espacio donde, tanto docentes como alumnos, puedan calmarse. Este lugar puede tener el nombre que el docente decida, pero no debe tener un sentido negativo. En vez de “rincón de castigo” podría llamársele “rincón de paz”, “espacio de calma”, “nuestro lugar tranquilo”, ya queda a creatividad de cada uno.

Esta nueva connotación invita a que, cuando se genere un conflicto o haya una explosión emotiva, se acuda a ese lugar para recobrar la serenidad, y así poder pensar claramente en una solución. La idea es hacer entender a los alumnos que cuando están alterados no pueden resolver ningún problema, pues la emociones suelen nublar el juicio. Con el rincón de tranquilidad se propicia el autoconocimiento, la autorregulación y la preparación para la escucha activa de la otra parte del conflicto.

3. Potencia la escucha activa

Es recomendable que el docente dedique un tiempo, cada día, a la escucha activa. Para una disciplina positiva es esencial que los alumnos expresen sus ideas y sentimientos. Esto los hace sentir importantes en el proceso y valorados en su dignidad humana.

Abrir espacios para la comunicación es de vital importancia si se quiere evitar el caos en el aula de clases. Para ello se pueden planificar actividades sencillas como hacer un círculo, dando derecho de palabra en orden. También, actividades más elaboradas como asambleas o juntas de resolución de conflictos, con agenda, secretario y aporte de soluciones de forma sistemática. Otra actividad que podría ser muy motivadora es pedir a los alumnos que, en equipos, hagan dramatizaciones u obras teatrales donde se aprecie el surgimiento y la resolución de un conflicto.

4. Da valor al individuo

Si bien hay decisiones, necesidades y problemas grupales, es importante tener presente que todo eso parte de decisiones, necesidades y problemas individuales. El docente debe encargarse de valorar a cada alumno como un ser único e irrepetible. En base a eso, puede también tomar medidas o actuar frente a una dificultad dentro de un aula.

Toda persona necesita ser tomada en cuenta como ser individual, con sus fortalezas, sus áreas de mejora, sus capacidades y circunstancias particulares. Conocer a cada alumno le dará al docente mucha información valiosa acerca de cómo interactuar con ellos de forma individual y, en consecuencia, grupal.

Se puede establecer una sesión individual por semana, donde el docente enfoque toda su atención en un alumno, a través de una conversación espontánea.

5. Enfócate en la acción y no en el alumno que la ejecutó

Las etiquetas deben quedar en el pasado. Hoy debemos comprender que una acción negativa no define a la totalidad de una persona. Reconocer que la acción fue incorrecta es lo deseado, en vez de catalogar a un alumno de determinada manera solo porque tuvo una falla. Si un alumno persiste en un comportamiento negativo, la escuela y la familia deben intervenir de forma respetuosa para modificarlo, sin dañar la autoestima del involucrado.

Decir que un niño o joven es mentiroso, solo porque ocultó información o mintió en ocasiones, puede ser una condena a que lo siga haciendo. El ser humano es complejo y multidimensional, restringirlo a una etiqueta es limitar su potencial.

Conclusión

La disciplina positiva es una forma de abordar los conflictos y dificultades dentro del aula, ahorrando tiempo y energía a los docentes. Hay muchas formas de llevar esta metodología al salón de clases, pero lo esencial es el establecimiento de límites respetuosos, la acción orientadora del docente en todo el proceso, así como la valoración del colectivo y del individuo.

¿Has aplicado estrategias de disciplina positiva en tu aula de clases? ¿Cómo ha sido tu experiencia en la resolución de conflictos? Cuéntanos los detalles en la sección de comentarios.